Ya a finales de 2019, cuando Jack Dorsey aún era CEO de Twitter, puso en marcha un plan para "desarrollar un estándar abierto y descentralizado para las redes sociales" que exploraría elementos de criptomonedas y Web3.

Ese esfuerzo, que llegó a llamarse "bluesky", cobró fuerza en 2021 con una "revisión del ecosistema" de aplicaciones sociales descentralizadas en enero y el nombramiento en agosto del veterano desarrollador de Zcash Jay Graber como su líder.

Ayer, bluesky habló en Twitter -la plataforma que pronto será propiedad privada del multimillonario Elon Musk- para aclarar que es independiente de la red social y que es una sociedad de responsabilidad limitada de beneficio público desde febrero.

"La parte de 'beneficio público' de nuestra estructura nos da la libertad de poner nuestros recursos hacia nuestra misión sin la obligación de devolver dinero a los accionistas", tuiteó. "La empresa es propiedad del propio equipo, sin ninguna participación de control por parte de Twitter".

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Según bluesky, donde Dorsey sigue siendo miembro del consejo de administración, cuenta con 13 millones de dólares de financiación "para garantizar que tenemos la libertad y la independencia para empezar con las labores de Investigación y Desarrollo".

En otras palabras, está un poco fuera del alcance de Musk, a pesar de que el CEO de Tesla acaba de pagar 44.000 millones de dólares por Twitter y tiene planes para mejorarla -desde la eliminación del spam y la minimización de la moderación de contenidos hasta la posible introducción de pagos con criptomonedas.

Bluesky se ha inspirado en varios proyectos de criptomonedas, como IPFS -un protocolo que permite compartir archivos entre pares- o el Basic Attention Token, que incentiva a los lectores del navegador Brave a ver anuncios.

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Dorsey, sin embargo, es un maximalista de Bitcoin. Ahora centrado únicamente en la empresa líder de pagos Block, Dorsey ha supervisado la incorporación de compras de Bitcoin en Cash App y ha dado luz verde a un intercambio descentralizado que utiliza Bitcoin, no Ethereum u otros blockchains habilitados para contratos inteligentes. La empresa también está desarrollando equipos de minería de Bitcoin.

Por el contrario, Musk, aunque se acercó a Bitcoin cuando Tesla compró 1.500 millones de dólares en BTC para sus libros, está más enamorado de Dogecoin. Ha estado trabajando con los desarrolladores a tiempo parcial de esa blockchain para convertirla en una red de pagos que supere a Bitcoin.

Pero el mensaje de bluesky hoy es claro. Va a "trabajar hacia nuestra visión de un protocolo duradero para la conversación pública, pase lo que pase" —o mande quien mande.

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